La naturaleza nunca deja de sorprendernos, especialmente cuando se trata de países más exóticos y lejanos.
En este artículo, el protagonista es un árbol de más de 400 años conocido como el "Árbol de la vida", en el país árabe de Bahréin. ¿La peculiaridad? Que es el único árbol en medio del desierto, una condición que aporta un cierto halo de misterio al conocido comoÁrbol de la Vida de Bahréin.
Cuando la naturaleza desafía a la lógica
Frente a las costas de Arabia Saudí, en el Golfo Pérsico, la isla de Barhéin yace silenciosa esperando a unos turistas en busca de esta particular Dubai insular en el que edificios imposibles, zocos exóticos y playas desconocidas comparten protagonismo con uno de los grandes highlights del país: el famoso Árbol de la Vida que crece a tan sólo 2 kilómetros del conocido como Monte de Humo (o Jabal ad-Dukhan), situado en el corazón de la isla.
Un árbol cuya gran particularidad reside en una edad de 400 años y una posición privilegiada en medio de un desierto en el que sobrevive como un peregrino solitario, sostenido por un entorno que no permite el más mínimo brote verde entre sus dunas. Conocido como el "Árbol de la Vida" por los locales, este habitante de 50 metros continúa creciendo a pesar de unas reservas de agua inexistentes en el perímetro.
Esta razón, como era de esperar, ha suscitado tanto las opiniones científicas como aquellas más místicas en torno al árbol.
Un árbol milagroso
Los expertos creen que las raíces del árbol son tan profundas que son capaces de obtener agua procedente de una fuente termal a varios kilómetros de allí, mientras que los creyentes sostienen la idea de que el árbol ha sido bendecido por Enki, el dios del agua en la mitología sumeria, y que este constituye la posición originaria del famoso Jardín del Edén. Otros aseguran, impulsados por las leyendas locales, que el árbol fue plantado en 1583.
Franqueado por una verja que aisla su posición privilegiada del resto de visitantes, el Árbol de la Vida es lugar de oración y peregrinaje para numerosos fieles, y recibe un total de 50 mil turistas al año. Todo un hito de la naturaleza cuya situación no sólo es todo un desafío para la lógica científica, sino un motivo de fe en medio de un desierto perdido.
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