¿CÓMO SE FORMAN LAS AURORAS BOREALES?

Uno de los fenómenos naturales más impresionantes del mundo reside, especialmente, en los países nórdicos, cuyos páramos helados albergan entre los meses de octubre y marzo esos espectáculos llamados auroras boreales, cortinas de colores verdes, rosas, púrpuras o amarillos que surcan los cielos y mantienen en vilo a un turista para el que el avistamiento de estas luces está totalmente sujeto al azar.

Sin embargo, seguro que muchos se han preguntado cómo se forman las auroras boreales.

Las luces más bellas del mundo

Cuando las partículas del sol son emitidas, estas penetran a través del campo magnético de la Tierra y colisionan con los diferentes átomos de la atmósfera, explotando en cortinas de colores que se perfilan sobre los cielos nocturnos de países como Canadá, Islandia, Suecia o Finlandia en lo que respecta al hemisferio norte, mientras que la zona australiana también alberga las conocidas como auroras australes, aunque estas adquiere menor notoriedad al ser menos localizable para el ser humano.

Sin embargo, el color de la luz dependerá de la composición con la que las partículas solares colisionan. De este modo, si el componente es oxígeno, las luces son rojas y verdes, mientras que si la fusión se realiza con partículas de nitrógeno, el resultado es rosa y púrpura.

Avistar las auroras boreales no es tarea fácil al estar sujeto al puro azar y la situación atmosférica, aunque el mejor momento lo encontraremos en los meses entre octubre y marzo o, especialmente, durante los equinocios, en los cuales la aurora es más propensa a ser vista.

Al atardecer, los arcos van formándose en el horizonte, adquiriendo su mayor esplendor a partir de medianoche, momento en el que la total oscuridad facilita la apreciación de uno de los mayores espectáculos naturales del mundo.

La formación de las auroras boreales no sólo tiene lugar en la Tierra, sino también en otros planetas del sistema solar cuyo avistamiento es, posiblemente, cuestión de tiempo gracias al rápido desarrollo del conocido como turismo espacial. Hasta entonces, exploraremos los confines del mundo, nos perderemos entre sus bosques y observaremos los cielos escrudiñando un mínimo destello que explote en esa maravilla orgía de colores.