Francia es uno de los principales representantes de la pintura, un arte que comenzó siendo propiedad de la realeza hasta convertirse en un patrimonio abrazado por el resto de clases sociales y una generación de pintores que aún desfila entre las calles de Montmartre.
Desde el impresionismo al surrealismo, pasando por el infravalorado pero no por ello menos atractivo estilo naïf, vamos a descubrir esos 5 bellos cuadros franceses.
#5 La Libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix (1830)
A pesar de que son muchos los que asocian este cuadro con la famosa Revolución Francesa de 1789, lo cierto es que este lienzo corresponde a las revueltas políticas acontecidas en París el 28 de julio de 1830 con motivo de la restricción de la libertad de prensa.
Considerado como el primer cuadro político de la historia, esta icónica Libertad yace en el Museo de Louvre de París. El autor, Delacroix, fue uno de los precursores del conocido romanticismo.
#4 Baile en el Moulin de la Galette, de Auguste Renoir (1876)
Considerado como una de las alma máters de la época bohemia que brillaba en París a finales del siglo XIX, Renoir fue uno de esos autores que plasmó a la perfección la cotidianidad de un barrio tan delicioso como Montmartre.
Respecto al cuadro que aquí nos ocupa, uno de los más famosos, nos ilustra con uno de los típicos bailes que se celebraban en el Moulin de la Galette, molino aún existente a nuestro paso por París y que durante la Belle Époque servía como punto de encuentro para los pintores de la época. El cuadro reside actualmente en el Museo de Orsay, en París.
#3 La gitana dormida, de Henri Roussseau (1897)
El conocido como estilo naïf es aquel en el que el autor enfoca su trabajo hacia un diseño más infantil o ilustrativo, sin necesidad de aplicar ciertos conocimientos como la perspectiva o la composición cromática.
Henri Rousseau fue uno de sus principales representantes gracias a unas obras en las que pintaba lugares exóticos que nunca visitó y entre los que mujeres desnudas, tigres e incluso el mismo pintor se fusionaban en más de una ocasión. De todos ellos, La gitana dormida es posiblemente el más famoso y curioso gracias a esa colorida nómada que reposa en un desierto nocturno mientras es olisqueada por un león.
El cuadro se exhibe en el MoMA de New York.
#2 Nenúfares, de Claude Monet (1899)
Genio del impresionismo, la suerte de Monet cambió en 1883, año en el que se mudó junto a su familia a una propiedad con jardín en el pueblo de Giverny, al oeste de París.
Fue en este lugar donde el pintor encontraría el icono de su obra más conocida, los nenúfares del lago de su propiedad, los cuales protagonizaron más de 50 obras desarrolladas a lo largo de 20 años y en las que, según el autor, "el nenúfar se convertía en el principal punto de partida del arte abstracto". Uno de los lienzos, en concreto el aquí mostrado, se expone en la National Gallery de Londres.
#1 Las bañistas, de Paul Cézanne (1906)
Aix-en Provence, ciudad clave de la bella Provenza fue el lugar que vio nacer Cézanne, amante de aquellos parajes de lavanda, cumbres suaves, pueblecitos pintorescos y unos habitantes que retrató a la perfección en liezos como este Las bañistas, el cual se expone en la National Gallery de Londres.
Cézanne está considerado como el principal conector entre el impresionismo y el estilo que predominaría a principios del siglo XX: el cubismo.
Estos 5 hermosos cuadros franceses se convierten en todo un deleite para los sentidos, en motas de color de una historia artística que ha evolucionado constantemente adaptándose a los nuevos tiempos, buscando diversas formas de expresión. Si viajas a Francia en los próximos meses, el arte es uno de los muchos atractivos a añadir a tu experiencia, y esperamos que este artículo sea un buen aperitivo antes de sumergiros en esos coloridos pedazos de historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario